Daniel J. Siegel, psiquiatra y profesor de UCLA (Universidad de California), elaboró la “Teoría del cerebro en tu mano”. Para ello, identifica cada parte de una mano con una zona concreta del encéfalo. Esta teoría sirve para entender porqué ante determinadas situaciones nos comportamos de una determinada manera, aspecto que puede ser muy útil en el trabajo con niños/as.
Antes de profundizar en la teoría de Siegel, conviene aclarar las cuatro partes en las que podemos dividir el encéfalo. Para ello, nos remitiremos al MODELO DE LOS CUATRO CEREBROS
de Rafa Guerrero, experto en Psicología Educativa, TDAH, trastornos del aprendizaje y problemas de conducta.
- CEREBRO ROJO: anatómicamente se corresponde con el tronco encefálico y el cerebelo. Su principal función es la supervivencia, por lo que además de mantenernos alerta, regula la alimentación, hidratación, sexualidad, temperatura...
- CEREBRO VERDE: también llamado cerebro emocional. Sus funciones principales son: regular las emociones, el apego, la sociabilidad... se ubica encima del cerebro rojo.
- CEREBRO AZUL:
se ubica en la corteza cerebral, la capa más externa y moderna del encéfalo. Es donde encontramos funciones complejas, como la memoria a largo plazo, el pensamiento, la percepción... Se ve muy influenciado por los aprendizajes educativos y las enseñanzas.
- CEREBRO AMARILLO: está ubicado en la corteza prefrontal y es la última parte del cerebro que se desarrolla. Es el organizador y coordinador de la información que recibe del resto del cerebro para poder dar respuestas adaptativas, tomar decisiones correctas, inhibir determinados impulsos y planificar los pasos para la consecución de objetivos.
Ahora que tenemos claro cuáles son las partes del encéfalo, nos podemos adentrar en la teoría de Siegel de “el cerebro en tu mano”. Para dejarlo claro, solo tenemos que levantar la mano:
- la muñeca será la médula espinal
- La parte central de la palma será el tronco encefálico que se corresponde con el cerebro rojo.
- Doblamos el pulgar hacia adentro y así tenemos el sistema límbico, es decir nuestro cerebro verde.
- Doblar el resto de los dedos y formaremos la corteza cerebral, es decir, el cerebro azul.
- La última falange de los dedos anular y corazón forman el cerebro amarillo.
¿Qué implica esto en nuestra vida?
Puede que en algún momento perdamos el control, pero si somos conscientes de que las partes que se descontrolan son las interiores de nuestro cerebro (roja y verde), entenderemos que eso hace que la tapa que hemos representado con los dedos se levante de forma que dejamos de ejercer control emocional y por lo tanto, dejamos de estar en equilibrio.
¿Cómo nos puede ayudar esta teoría con los niños/as?
Siegel sugiere que es conveniente enseñar a los niños el funcionamiento de su cerebro. De esta forma, se les puede explicar en forma de juego con su propia mano y así serán capaces de identificar el momento en que su propia corteza está a punto de saltar, de forma que pueden llegar a evitarlo o darle un nombre a lo que les ocurre, para poder domarlo o comunicarlo en el momento adecuado.