¿QUÉ DEBEMOS HACER?
En el capítulo anterior hablábamos de las características que tienen los niños a los que se les puede definir como “pequeños tiranos” y las causas habituales por las que se desarrollaban este tipo de personalidades. Ahora bien, en el capítulo de hoy vamos hablar de lo que podemos hacer para evitar que lleguemos a este punto y también, de lo que podemos hacer cuando ya tenemos este tipo de problemas en nuestras casas.
Tal y como adelantábamos anteriormente, no se nace dictador y por ello uno de los aspectos más importantes es la prevención. En este aspecto, debemos tener en cuenta que hay que dar cariño y normas a partes iguales. Si nos descompensamos hacia uno de los lados es cuando comenzarán los problemas.
“SI QUIERES QUE TUS HIJOS TENGAN LOS PIES SOBRE LA TIERRA,
PONLES ALGUNA RESPONSABILIDAD SOBRE LOS HOMBROS”
Abigail Van Buren
En esta frase se recoge uno de los principios básicos que nos va ayudar a prevenir una personalidad de dictador en nuestros hijos. Si enseñas a tus hijos a cumplir con sus obligaciones por pequeñas que éstas sean y no les acostumbras a tener siempre todo lo que se les antoja, contribuirás a evitar que se conviertan en tiranos y que piensen que tienen todos los derechos, pero ninguna obligación.
Una vez que ya está instalada instaurada esta problemática en nuestras casas, es importante contar con la ayuda de un profesional que nos ayude a gestionar y a salir de una situación realmente complicada. Además de esto podemos utilizar una serie de técnicas:
• La primera de ellas consiste en utilizar la técnica de la extinción. Mediante esta técnica dejamos de prestar atención a las conductas que queremos erradicar en nuestros hijos. Por ejemplo, no vamos a atender a llantos o a gritos que procedan de ellos.
• En segundo lugar, es muy importante tener siempre presente en nuestra cabeza que no podemos ceder. Debemos pensar que no prestamos atención a los gritos y a los lloros por su bien y que es la mejor opción tanto a corto como a largo plazo para nuestros hijos.
• Es muy importante no dirigirse a ellos gritando o con una actitud amenazadora. Siempre hay que dirigirse en un tono firme pero cariñoso.
• Uno de los grandes peligros que corremos, es cuando la conducta que queremos extinguir se agrava. Esto suele ocurrir muchas veces por la rabia mal gestionada que siente el niño. En este momento es muy importante no ceder.
• El último punto, pero no por ello menos importante, es el de ser sistemáticos en nuestra actitud. Siempre debemos estar ambos progenitores de acuerdo, apoyarnos en la forma de actuar y cada vez que se repita debemos mantenernos firmes y constantes o de lo contrario, todo lo que estamos haciendo no funcionará.