ESTABLECER LÍMITES: LA ASIGNATURA PENDIENTE
Los niños y niñas necesitan límites porque les da confianza, seguridad y autocontrol. Los adultos debemos ser los que les marquemos el camino, de forma que ellos puedan aprender a desenvolverse por la vida. Hacerlo les dará seguridad en sí mismos. Lo que ocurre cuando los adultos no los marcamos, es que lo harán ellos/as en función de las necesidades de cada momento, corriendo el riesgo de convertirse en tiranos y autoritarios.
Muchas veces tenemos miedo a defraudar a nuestros hijos/as y adoptar el papel de malos de la película, pero debemos tener en cuenta que si les sobreprotegemos y les permitimos actuar sin límites, lo único que vamos a conseguir, son niños y niñas dependientes, inseguros, con baja tolerancia a la frustración, egoístas e irresponsables.
Los límites han de ser firmes, cálidos y adaptados a su edad. No debemos juzgar al niño, sino su comportamiento o su conducta y. Debemos expresar lo que sentimos, ya que los niños son capaces de empatizar rápidamente con nuestras emociones. Al mismo tiempo, debemos evitar gritar y en lugar de eso, podemos preguntarles con curiosidad sobre lo que ha sucedido.
Algunos consejos que podemos seguir son:
• Expresar nuestras emociones, es decir, debemos expresar lo que sentimos.
• No debemos humillarles, ridiculizarles, ni compararles con otros miembros de la familia o amigos.
• Debemos ofrecerles alternativas con frases del tipo: “¿Qué se te ocurre que podemos hacer?”
• Seamos positivos. Hablar en positivo facilita la comunicación entre todos/as.
• Debemos enseñarles a esperar y no hace falta que dejemos de hacer lo que estamos haciendo para atender inmediatamente a las necesidades triviales de tu hijo o hija.
Cuando poner límites no funciona, debe haber una consecuencia en ese preciso momento y en ese mismo lugar. Además, la consecuencia debe tener que ver con la acción que la ha provocado, es decir, debe ser vinculante.